¿Alguna vez te has preguntado por qué tus padres actúaban de manera tan descolocada cuando se trataba de las actividades de "ocio"?
¿Por qué empezaban un hobby y lo iban dejando poco a poco o bien se convertía en una patología obsesiva, aun cuando ese hobby parecía no tener nada que ver con su vida?
Puede que intentaran olvidarse de sí mismos a través de la jardinería o siendo forofos de un club de fútbol, o de todos.
Puede que tu padre comprara un kit de herramientas completo, pero que sólo lo usara unos días antes de dejarlos de lado, para comprarse un equipo de esquí al mes siguiente.
O puede que simplemente se preguntara cómo pagar las deudas que tenia después de haberse comprado esa televisión de plasma gigante ante la cual se pasaba el resto de su tiempo. ¿Fueron honestos contigo alguna vez acerca de sus trabajos? ¿Disfrutaban en ellos? ¿Era el trabajo lo más excitante que podían estar haciendo? ¿Fueron capaces de llegar a cumplir las metas que deseaban? ¿Se sentían satisfechos y orgullosos cada día que llegan a casa, o cansados y malhumorados? ¿No encendían esa enorme televisión sólo llegar a casa? ¿Tenían la energía para hacer algo más?
¿Te has preguntado alguna vez si podía haber algo mejor para ellos? ¿y para ti?
¿Cómo es el trabajo?
Debido a la "división del trabajo", la mayoría consisten en realizar tareas muy específicas, una y otra vez, con muy poca variedad.
Si eres un friegaplatos, friegas platos: no tienes la posibilidad de interaccionar con otra gente o solucionar complicados problemas muy a menudo, y nunca puedes abandonar la cocina iluminada con fluorescentes y salir corriendo a ver el sol.
Si eres un agente inmobiliario no utilizas nunca tus manos para hacer algo, y te pasas la mayoría del tiempo pensando acerca de la crisis y como encadenar de por vida a tus semejantes.
Incluso trabajos que incluyen una cierta dosis de variedad solo son interesantes hasta cierto punto, dado que trabajamos un promedio cuarenta horas a la semana, y como mínimo cinco días de siete.
Es una gran parte de nuestras vidas la que dedicamos al trabajo.
El trabajo es la primera cosa que hacemos en la mayoría de días de nuestras vidas, y no conseguimos hacer nada más.
Cuando dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo y energía trabajando en una tarea que no nos gusta, tarde o temprano nos sentiremos aburridos y desesperados, incluso aunque estemos condicionados a no darnos cuenta de ello.
Además de esto, debido a su voracidad, las grandes empresas han tomado un papel dominante, con el resultado del decrecimiento del autoempleo y de los negocios pequeños. Por ello la mayoría de nosotros no tenemos mucha voz sobre cuáles serán nuestras responsabilidades en el trabajo . Es difícil empezar tu propio negocio o encontrar un vecino para el cual trabajar.
A menudo para sobrevivir hemos de hacer un trabajo en el cual debemos obedecer a un cargo intermedio que no tiene mucho más control sobre su trabajo que nosotros sobre el nuestro. Dado que no tenemos posibilidad de decidir lo que hacemos, hay muchas posibilidades de que nos sintamos alienados por nuestro trabajo, desinteresados por la calidad de nuestro trabajo.
A menudo sentimos que los proyectos en los que trabajamos son poco importantes. Es fácil, ya que en realidad, la mayoría lo son.
En nuestra economía capitalista, los trabajos que están disponibles estarán determinados por qué productos tengan más demanda, y a menudo los productos que tienen más demanda ( armas, comida rápida, coches, ropas de marca, obras publicas) no son productos que realmente hagan felices a la gente.
Es fácil sentir que todo tu trabajo es malgastado cuando los productos en los que trabajas tan duro parecen no hacer más felices a la gente que los compran.
¿Cuánta gente realmente se siente feliz por las patatas del fast food? Seguro que se sentirán más felices comiendo una comida hecha por un amigo o por un cocinero conocido y que sea el dueño de su restaurante?
Resumiendo, el "trabajo" tal como lo concebimos tiende a hacernos infelices porque hacemos demasiado, porque es tan repetitivo, porque no podemos elegir qué hacemos y porque lo que hacemos es a menudo poco importante para la gente.
¿Y cómo es nuestro tiempo libre?
Llegamos a casa exhaustos del trabajo, exhaustos de invertir todo nuestro tiempo y energía en un proyecto que es muy posible que no hayamos tenido la oportunidad de escoger, y lo que necesitamos en recuperarnos. Estamos física y emocionalmente quemados, y nada parece más natural que sentarse tranquilamente un rato y ver la televisión o leer el periódico, mientras tratamos de reunir la fuerza necesaria para el siguiente día de trabajo.
Puede que intentemos dejar atrás nuestro cansancio y fustración concentrándonos en un pasatiempo u otro; pero debido a que no estamos muy acostumbrados en dirigirnos a nosotros mismos, ocurre que a menudo no sabemos qué queremos realmente cuando estamos libres en casa.
Desde luego que habrá una u otra empresa que tenga unas cuantas sugerencias para ello, ya sea a través de la publicidad o al observar a nuestros vecinos.
Pero es seguro que esas empresas tienen como mínimo el mismo interés en sus beneficios que en nuestra satisfacción. De forma similar, es obvio que no tenemos ni el tiempo ni la energía suficiente después del trabajo como para cuestionar nuestra situación, ni participar en actividades que nos satisfagan si éstas requieren mucho tiempo o energía.
No nos gusta pensar demasiado en si nos gusta nuestro trabajo, nuestras vidas. Es más, esto podría resultarnos deprimente, y, de todas formas, ¿qué podemos hacer nosotros si no lo disfrutamos?
No tenemos la energía suficiente como para disfrutar del arte o de la música que son realmente desafiantes; necesitamos que nuestra música sea tranquila, que el arte no sea amenazador, que nuestros libros sean puro entretenimiento.
De hecho, hemos asociado el realizar un esfuerzo con hacer cosas en el trabajo, el relajarnos y no hacer nada con nuestro "tiempo libre". De esta manera, ya que a muchos de nosotros no nos gusta nuestro trabajo, hemos asociado el "hacer cosas" con sentirse infeliz, mientras que la felicidad, que nosotros sepamos, es... no hacer nada.
Nunca actuamos por nosotros mismos, porque gastamos todos nuestros días actuando para otra gente, y pensamos que actuar y trabajar duro significa el camino hacia la infelicidad.
Nuestra idea de felicidad es no tener que actuar ni hacer, estar en perpetuas vacaciones.
Y esta es la razón última por la que muchos de nosotros somos infelices: porque la felicidad no significa no hacer nada, significa actuar de forma creativa, hacer cosas, trabajar duro en aquello en lo que crees.
La felicidad es una corredora de larga distancia: enamorarse, cocinar una receta original para gente que amas, fabricarte una estantería, componer una canción... No hay felicidad posible en sentarse en el sofá: es algo que debemos perseguir.
No somos infelices por tener que hacer cosas, lo somos porque todas las cosas que hacemos no tienen significado para nosotros. Y dado que nuestros trabajos nos agotan y nos alejan de lo que deseamos, son la fuente de mucha de nuestra insatisfacción.
¿Cuál es la Solución?
Sabemos que no tenemos que trabajar siempre, o tanto, en esos empleos. Es posible arreglárselas sin Coca-cola y sin ropas caras, sin la enorme televisión panorámica y sin el diseño decorativo de nuestro hogar. Podemos intentar iniciar nuestro propio negocio haciendo algo que nos interese (aunque aún así corremos peligro, sobre todo de autoexplotacion), o podemos intentar encontrar un trabajo que nos guste en el mercado laboral de hoy en día (¡buena suerte!), y esto nos puede permitir tener suficiente tiempo y energía como para hacer otras cosas que disfrutamos.
Lo más importante es organizarnos la vida de forma que hagamos cosas porque las queramos hacer, no porque creen beneficios. De lo contrario, sin importar cuánto dinero ganemos, estaremos vendiendo nuestra felicidad por dinero. Recordemos que cuánto menos gastemos, menos tendremos que preocuparnos acerca de cómo conseguir dinero, y menos tendremos que trabajar en esos lugares deshumanizadores.
Aprendamos a utilizar nuestro "tiempo libre", a no vegetar ni gastanos dinero en entretenimiento, sino para crear cosas y realizarnos en ellas. Puede que sean cosas en las que nadie se gastara dinero, pero que hacen de nuestra vida (y puede que la de otros) algo mejor. Algunos argumentarán que el sistema en el que vivimos se quebraría si todos nos largáramos de nuestros puestos de trabajo: ¿sí? pues mejor. ¿Es que no hemos construido ya suficientes coches, centros comerciales, televisiones y campos de golf? ¿Suficientes plantas nucleares? ¿No sería todo mejor si hubiera una escasez de fast-food y un aumento de comida casera?. Si hacer música es más satisfactorio que trabajar en una linea de montaje, ¿por qué hay tan pocos buenos grupos y tantos aparatos de radio?.
Por supuesto, un mundo "libre de trabajo" es un sueño que probablemente nunca veremos; pero, como siempre, el desafío es hacer de este sueño una parte de nuestro mundo, tanto como podamos, para liberarnos de las cadenas del consumismo irracional y de los trabajos derrite-cerebros para vivir una vida que tenga más significado.
Work Ethic. Crimethinc
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