Trabajo.
...sin destino.
El trabajo nos provee para la supervivencia, nada más.
Siempre aparece como respuesta a una necesidad, sea de comida, refugio, seguridad de vida, establecimiento de tu estatus social, o la obligación de la ética del trabajo protestante.
El trabajo responde a imperativos, el juego crea sus propias reglas.
Cuanto más trabajo, mas siento la necesidad de ser compensado por mi sacrificio.
Cuanto mas trabajo, menos vivo.
La economía del regalo.
Nosotras sabemos que todo es precioso. En duro contraste con el negocio del intercambio, el regalo tiene su propia recompensa.
En una economia del regalo, que existe cuando cualquier cosa es libremente compartida y no se lleva ninguna cuenta, los participantes reciben más que de lo que dan.
Cualquiera que comparte una amistad real o una mañana estupenda de folleteo, conoce intuitivamente que cuando la posibilidad esta abierta los seres humanos nos relacionamos de una manera natural.
Es un reto encontrar y compartir la confianza y la responsabilidad, requiere reintegrarlas a la base de todas las relaciones humanas, como debió ser antes que el cáncer de la avaricia se instalara.
Mi liberación, mi disfrute, mi mundo en si mismo empiezan donde comienzan los tuyos. Nadie puede obligarme a complacerle porque yo tengo, en mi mismo, la promesa de darlo todo, gratuitamente, porque esa es la única manera de dar.
Cuanto mas capaz soy de compartir libremente con otros, mas comparten los otros conmigo, y mas agradecido estoy por su existencia y abierto a su belleza.
Cuanto más libremente doy y recibo, mas mi vida es un juego en vez de una lucha diaria.
Crimethinc. Work, gift economy.
Para cambiar todo: Un llamamiento anarquista
Hace 8 años
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